9 jul 2010

El chico del verano

Habla Hermana Mayor.
¿Y tú por qué vas a clase de francés? La pregunta suena a algo así como "y tú por qué llevas esa gola almidonada alrededor del cuello". Con esa flema que, desde luego no ha heredado de mí, mi hijo mayor responde, "es que mi madre es una afrancesada". Afrancesada o no, el caso es que a su madre se le ha metido en la cabeza que su descendencia sea competente (qué bien me ha quedado) en dos o tres lenguas además de la materna, es decir, la de una servidora, o la Caña de España, con un buen par de "eñes". De momento, español, inglés y francés, y después Dios dirá, que la madre propone y Dios te manda de Erasmus a Polonia. Así que, además del inglés del cole -con el que estoy muy satisfecha, que no veas cómo ha cambiado la enseñanza de idiomas en el ámbito escolar desde que yo era niña hasta ahora- a clase de franchute un par de horitas a la semana. ¡Y qué barbaridad cómo se progresa a esas edades!

Campus o no campus, he ahí la cuestión.
Mamá, que no quiero hacer más vasitos de yogur convertidos en maceta con floripondio de papel con tallo de pinchito de pollo y rellenito de arena. Lo comprendo, que no hace falta hacer un sobreesfuerzo imaginativo para ponerse en el lugar de la criatura. Este año, cambio de idea. Vamos a buscar una profe de inglés y deportes que os acompañe durante la mañana, que os hable en inglés y que os agote lo suficiente como para que pidáis a gritos piedad y una buena siesta. La arriba firmante, tradicional ella y acostumbrada a los usos canguriles del lugar, no se planteó nunca que el sexo del profe pudiera ser otro que el femenino. Pero el destino lo puso a Él en nuestro camino. Sé que es difícil de creer que en nuestra ciudad, medianita, meridional y tradicional, pudiéramos encontrar un tesoro de tan grandes cualidades. Aquí, en este culombligo del mundo, ¡un surfero de Honolulú! Cosas del destino, oyes. El caso es que me impresionó la paciencia del chico, y me pareció una inmensa suerte que estuviera, por las vueltas que da la vida, recién mudado a nuestra tierra, sin trabajo y con idea de permanencia. Puedo entender que para poca gente el trabajo ideal consista en bregar con hijos ajenos, pero siempre es una forma de empezar a trabajar, y un camino nuevo suele estar lleno de desviaciones: un trabajo pluf te puede llevar a otro mejor. Así que hablé con él, y me gustó ese giro tan inglés con el que me respondió "soy bueno con niños". "Te pega", pensé para mis adentros. Después, tuve la suerte de conocer a su mujer. Me encantaron ambos, y confiada, le dejé a mis hijos.
Y fue así como los niños alcanzaron el Nirvana de las mañanas estivales.

El primer día. Madre-tía en el trabajo:
¡Dios mío! Qué estará pasando. ¿Traería la sierra eléctrica descuartizacríos en la mochila?... a lo mejor se le ha olvidado el cargador en EEUU, o no es compatible con los enchufes de aquí, o con los hercios, o sabe Dios. Mira que si se distrae lo suficiente como para que tenga que venir el CSI a sacar a los niños de la piscina. Y si no les presta atención, se resbalan y se rompen la columna. ¿Sabrá sacar gormitis atascados en plena tráquea? Pánico, ¿y si a los niños no les gusta él?, o peor aún ¿y si a él no le gustan nuestros niños? No veas todo lo que estira una jornada laboral para una madre que se ha salido de su rutina y que se encuentra a varios kilómetros de sus hijos. Por cierto, ¿quién ha dicho ohhhhhhhhh por aquí?

El primer día. Profe y niños en la piscina:
Paciencia, tranquilidad, savoir faire, muchos juegos y carreras, papeles y lápices para trabajar el inglés, niños cuidados y equipados. Pequeñines encantados. Hijo mayor alucinando y ¡¡¡Hablando inglés!!!... ¿Por qué dejo que salten las alarmas y me convierto en una madre histérica como (casi) todas? Los niños siempre se adaptan y disfrutan de manera mucho más relajada que los adultos. Y, desde luego, mucho más si hay agua por medio.
¿He dicho agua? ¡Al agua patos! De repente un ohhhhhhhhh sordo se extiende por la piscina, y empiezan a caer madres al suelo como si hubieran fumigado con "Raid matapijas", se ve sacar pecho y meter tripa a las jovencitas cuidadoras y a la chica del chiringuito se le cae una bandeja entera de vasos limpios (limpios ya, también es mala suerte). ¿Qué me he perdido? Ah, sí, es que el Chico del verano se ha quitado la camiseta (si llego a saber que el surf da para tanto me meto a hacer surf a los dieciséis, lo juro, aunque hubiera tenido que empezar con la tabla de la plancha). En esa triste piscina, desde entonces, no se habla de otra cosa, tanto que le van a llover ofertas.

Conclusión:
No puedo estar más agradecida. Llevamos ya dos semanas, y los niños están como locos. Quieren adoptar al Chico del verano, al que los tres llaman "mi guiri", así, con propiedad y desparpajo. Mi sobrino, que ocupa el lugar del medio en el escalafón de las edades, se pasa las mañanas abrazado a sus piernas, como si de un almonteño aferrado en una nube de fervor incondicional al paso de la Blanca Paloma se tratara. La hija menor salta por el pasillo mientras grita su nombre. El hijo mayor aprende, aprende, aprende y voy a terminar poniéndome celosa porque creo que lo quiere más que a mí. Todos los días, a eso de las dos, se oyen toda suerte de lamentos del tipo "please, don't go".

Y a mí me gustaría que encontrase un trabajo fantástico, aunque eso significase la desperación de mis hijos. De verdad, se lo merece.

4 comentarios:

  1. Esto se llama un fuera de juego en toda regla :)!! Desde cuando la admiración tiene tanto contenido!!!!!!!!. No se como agradecerte, hermana mayor, estas palabras de elogio y este reconocimiento público hacía "el chico del verano". No he podido evitar emocionarme. A ver como se lo explicamos ahora al guiri. Gracias a vosotros por abrirnos vuestra casa, vuestro corazón y lo más importante por haber confiado y puesto a estos tres pedazos de angelitos en nuestras manos. Digo "nuestras" porque así lo siento. En casa esperamos impacientes las noticias de actualidad, pero no las de la 1ª, que siempre por desgracias son malas, sino las nuevas aventuras, sueños, inquietudes de estos tres genios traidas frescas cada día por "El chico de mi vida", que al fin y al cabo es lo que nos mantiene siendo niños!!!!
    Gracias por esa vitalidad, esas ganas de ver la vida y ese amor por dejar el mundo un poquito mejor. Lots of hugssss...!!!

    ResponderEliminar
  2. Yo tambien me he emocionado un poco... Yo conocí a aquel chico del verano cuando nosotras éramos las guiris y el el que aprendía a trompicones el español.... Y como ya le conozco, conozco esas caídas de bandejas de alrededor, pero sobre todo conozco su carisma y su dulzura.
    Enorabuena por ese fichaje estrella de la temporada!!

    ResponderEliminar
  3. Habla Hermana Mayor.
    Todo lo que he escrito sobre el Chico del Verano no es más que una sombra de la realidad. Los tres angelitos -que desde luego no podían haber caído en mejores manos- no sólo son los más felices de su entorno, sino que, además se han convertido sin ellos (ni nosotros) quererlo en los más envidiados. Y no es para menos. Y eso sin hablar del inglés, que me van a aprobar el "First" en cuanto los oigan en Cambridge. De nuevo no tengo más que palabras de gratitud, y no sólo para el Chico, sino también para la Chica del Verano que ha sido todo un descubrimiento para mí y mi familia. Esperemos que esto sólo sea el comienzo.
    Myriam, gracias por tu enhorabuena.
    Besos a todos

    ResponderEliminar
  4. Y también habla Hermana Pequeña, que aunque más parca en palabras, comparto todos los sentimientos que refleja mi hermana, mi boca también se llena de agradecimientos, porque el brillo en los ojos de mi hijo cuando habla del Chico del Verano, compensa el día más duro, porque a mi hijo le cuesta con su timidez ampliar su círculo, y con el Chico del Verano fué un auténtico amor a primera vista, nunca lo había visto marcharse de los brazos paternos sin protestar y soltar alguna lagrimilla, pero com "su guiri" solo han existido sonrisas.

    ResponderEliminar

Twitter Update